Bookmark and Share

viernes, 1 de enero de 2010

El Padrenuestro

Padre nuestro que estás en el cielo

El sólo pronunciar la palabra Padre ya implica dos cosas:
1_Tenemos un padre
2_Nos escucha, por lo tanto podemos hablarle
El es nuestro padre de una manera total y definitiva, con una paternidad que no puede compararse con ningún lazo humano, porque "El nos ha querido y pensado desde la eternidad".
Al decir nuestro, nos reconocemos como hermanos de todas las personas, de toda condición, cultura o nacionalidad; es más, al decir nuestro entramos en una comunión de almas con todas las personas que han existido, vivas y muertas.

Santificado sea tu nombre

Lo primero que debemos pedir a Dios es su ayuda para no ofenderle ni oscurecer su luz, para no manipular ni manchar su imagen sagrada porque una imagen errónea o tergiversada de Dios, nos priva de su verdadera naturaleza y esencia, nos priva de Dios mismo.
Dios al acercarse al hombre se expone a que desfiguremos su imagen y utilicemos antojadizamente su nombre, o peor aun, que le manipulemos para nuestros fines.

Venga a nosotros tu reino

Cuando Jesús dijo: "El reino de Dios ya esta entre ustedes" estaba anunciando que la voluntad de Dios , su soberanía plena se estaba cumpliendo en El.
Al pedir la venida del reino, estamos pidiendo que su voluntad también se cumpla en cada uno de nosotros y algún día en toda la humanidad.

Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo

En el cielo se cumple siempre, plenamente, la voluntad de Dios, que es la soberanía del Bien. Al pedir que se cumpla su voluntad en la tierra estamos pidiendo que la tierra se haga semejante al cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día

El pan como alimento es el sustento material del cuerpo
La palabra de Dios es Jesús mismo, el sustento de todo nuestro ser.
El quiso hacernos aun más cercana su presencia, y nos dejó el pan eucarístico.
Al pedir el pan pedimos el pan para el alma y el pan para el cuerpo.

Perdona nuestras ofensa como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden

La dureza de nuestro corazón ante las debilidades de los demás nos vuelve impenetrables al amor misericordioso de Dios.

No nos dejes caer en tentación

Por nuestra naturaleza caída somos débiles, y eso nos hace vulnerables y nos predispone a ceder ante las insinuaciones del mal; pero contamos con el auxilio de algo que es superior a nuestra naturaleza y superior al poder del mal: el poder de Dios que actúa en nosotros a través de su Espíritu Santo.

Y líbranos del mal

Existen dos tipos de mal, uno que es causa de sufrimientos pero no nos aleja de Dios, como las enfermedades, la pobreza, las injusticias; y existe otro tipo de mal, que destruye nuestra alma.
De este mal nos protegemos al alero de Dios..