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lunes, 4 de abril de 2011

Niños Santos

SAN TARSICIO, muerto el año 258, es el niño mártir de la Eucaristía, y el patrón de los monaguillos y de los niños de la adoración nocturna. Tenía unos 11 años, cuando le encargaron que llevara la comunión a los encarcelados, pero unos compañeros suyos, al querer descubrir lo que llevaba con tanto cuidado, lo mataron. No lograron arrebatarle su tesoro, pues un soldado, que era ya catecúmeno y lo conocía, pudo llegar en el último momento y trasladó su cadáver a las catacumbas de san Calixto. El Papa san Dámaso escribió de Tarsicio unos versos inmortales: Queriendo a san Tarsicio, de Cristo el sacramento arrebatar, su tierna vida prefirió entregar, antes que los misterios celestiales.

LA BEATA IMELDA LAMBERTINI sintió, desde muy pequeña, un inmenso amor a Jesús Eucaristía y deseaba recibir la comunión lo antes posible. Sus padres la llevaron a vivir con las religiosas del convento de dominicas de Santa María Magdalena de Valdipietra de Bologna (Italia) y, cada vez que las religiosas se acercaban a comulgar, ella sentía unos vivos deseos de recibir a su amigo Jesús. El 10 de mayo de 1333, fiesta de la Ascensión del Señor, la Comunidad estaba oyendo la santa misa. Al terminar la misa las hermanas se retiraron y ella se quedó sola para seguir orando. Pero, entonces, ocurrió un prodigio que vio una religiosa que entró a la iglesia. Una hostia blanca y brillante aparecía suspendida encima de la cabeza de Imelda. Inmediatamente, llamaron a un sacerdote que tomó la hostia y la colocó en una patena. El sacerdote interpretó el suceso como que el Señor quería que Imelda, que tanto lo deseaba, pudiera comulgar y le dio la hostia en comunión. En ese momento, se sintió tan encendida de amor a su Señor que se quedó en éxtasis del que nunca más volvió, pues murió ese mismo día. Tenía 11 años. Muchas personas comenzaron, inmediatamente después de su muerte a invocarla como a una santa. Su cuerpo incorrupto se conserva en la iglesia de san Segismundo de Bologna. Fue beatificada por el Papa León XII en 1826. En 1922 se fundó una Comunidad religiosa de dominicas de la beata Imelda, que tiene como carisma propagar el amor a la Eucaristía por medio de la adoración perpetua. El Papa Pío X en 1908 la nombró patrona de los niños que hacen la primera comunión. LA BEATA LAURA VICUÑA (1891-1904), recibió a los 10 años la primera comunión y a los doce años obtuvo el permiso de su confesor para ofrecer su vida por la conversión de su madre, que en el mismo día de sus funerales retornó a los sacramentos. Amó entrañablemente a Jesús y lo visitaba frecuentemente en la iglesia.

NELLIE es llamada la violeta del Santísimo Sacramento. Nació en 1903 en Irlanda. A los cuatro años, sentía una atracción sobrenatural hacia Jesús sacramentado y pedía insistentemente recibir a Jesús en la comunión. El obispo de Kork, a los cuatro años y tres meses, le administró la confirmación y la primera comunión: "En el momento de recibir, arrobada de amor, su primera comunión, una luz proveniente de su propio corazón iluminó su rostro. Quienes estaban presentes atestiguan que ella en ese momento adquiere una apariencia extraordinaria". Menos de dos meses después de recibir la Primera Comunión Nellie murió el domingo 2/ 02 1908 a la edad de 4 años, 5 meses y 8 días. Dieciocho meses después de su muerte se concedió el permiso para que el cuerpo de Nellie fuese transferido al Cementerio del Convento Buen Pastor y al abrir la tumba su cuerpo se encontró incorrupto. Su cuerpo estaba fresco sin indicios de la enfermedad degenerativa que presentaba en el momento de su muerte. Fue una de las inspiradoras para que el Papa Pío X concediera la gracia de comulgar a los niños con uso de razón.

ANFROSINA BERARDI (1920-1933) nació en 1920 en Italia y es llamada la mártir de la paciencia y de la resignación, un modelo luminoso de fe y amor a Jesús sacramentado. Tuvo el privilegio de ver frecuentemente a la Virgen, que le pedía ofrecer sus sufrimientos por la salvación de los pecadores. Una terrible enfermedad la obligó a vivir una gran parte de su breve vida en insoportables convulsiones. Su biógrafo dice de ella: "Ella era un lirio de pureza, una rosa bañada con celestial fragancia, un delicado y suave flor de la tierra plantada en los jardines eternos del Cielo ... " Pero, más allá de la retórica, queda la realidad de sus virtudes a través del cual la joven "fue capaz de corresponder con generosidad a la gracia divina, alcanzando el más alto grado perfección moral.”

"Ella tenía el raro don de la bilocación, junto con otros extraordinarios gracias, al igual que la de ver a los ángeles. En la mañana de Navidad del año 1932, tuvo una visión de una multitud de ángeles cantando las alabanzas del Señor tocar todo tipo de instrumentos musicales. En un momento de éxtasis y entusiasmo, se volvió hacia madre diciendo: "Mamá, ¿por qué no me das una trompeta, una mandolina u otro instrumento para que pueda unirme a los ángeles! ".

A pesar de su gran debilidad, Anfrosina luego comenzó a cantar con una voz de extraordinaria pureza: "Gloria a Dios en las alturas y paz a los que le aman... " Poco antes de morir, recibió de Nuestra Señora un muy delicado beso en la frente, junto con la garantía de que que pronto se iría con ella al Cielo. Antes de cerrar los ojos, le pidió a su madre y su familia que no lloraran, porque "ella se iba con la Santísima Madre". Su proceso de beatificación está en marcha. MARÍA DEL CARMEN GONZÁLEZ fue una niña que ofreció su vida a Dios por la salvación de los que habían fusilado a su padre el 29 de agosto de 1936, durante la guerra civil española. Al médico que quiere aún retenerla en la tierra, le dice: “Déjenme partir, ahora, ¿no ve que la Santísima Virgen viene a buscarme con los ángeles?” Y ante la estupefacción de todos, dice:“Jesús, María, José, asistidme en mi última agonía! Haced que muera en vuestra compañía!” Son sus últimas palabras; cae sobre la almohada y exhala el último suspiro sin agonía, sin ninguna contracción del rostro. Son las tres de la tarde. En el momento de su muerte, Mari Carmen estaba destrozada y deformada físicamente por la enfermedad, pero uno de sus tíos, que se hallaba junto a su cama, exclama: “miren qué bella se vuelve!” Cuando murió, cambió completamente, un dulce perfume emanó de ella, totalmente diferente del de las flores que la rodeaban. La rigidez había desaparecido. Se transfiguró de tal manera, que el médico legista al principio se negó a certificar el deceso; afirma que la niña está ciertamente muerta pero que ese cuerpo no es un cadáver. Se encuentra en proceso de beatificación.

ANTONIETTA MEO, llamada Nennolina, murió a los seis años en 1937. Le escribió a Jesús 162 cartas. Sus cartas a Jesús han sido publicadas en dos libros Carissimo Dio Padre de Editorial Vaticana y las cartas de Nennolina de la Editorial San Pablo. En 1934 se enfermó gravemente y ofrece sus sufrimientos a Jesús por los demás. Un día, después de la comunión, le dijo a Jesús que prefería morir antes de cometer un solo pecado mortal. Cuando su madre la llevaba a la iglesia, se arrodillaba con las manos juntas delante del sagrario. El 25 de diciembre de 1936 hizo su primera comunión con tanto fervor que los que la vieron creyeron que estaba en éxtasis, contemplando al divino Jesús. Veamos una de las tantas cartas de Nennolina: "Querido Jesús, estoy tan, tan contenta de que hayas venido a mi corazón que deseo que nunca te vayas de mi corazón y te quedes siempre conmigo. Jesús, te quiero tanto que me quiero abandonar en tus brazos para que hagas de mí lo que Tú quieras. Oh Jesús amoroso, dame almas, dame muchas almas. Te quiero tanto que te doy mi corazón. Saludos y besos de tu querida Antonietta".

ANGELA JACOBELLIS Nacida a Roma el 16 octubre 1948. Su rostro hermoso era el espejo de su pureza y de la sensible humanidad que la animaba. Amo a la VIRGEN Stma. de un modo incomparablemente vivo y sentido. El Rosario la acompañò en todo su breve peregrinaje en la tierra.Exuberante de vida irradiò optimismo y coraje sobre todos que los que tenian la fortuna de conocerla. Supo soportar con paciencia los grandes dolores de su enfermedad y rezaba frecuentemente el rosario. Cuando comulgaba, parecía un serafín. Sufrió con paciencia los dolores atroces de la leucemia. Cuanta dignidad en sus largos y heroicos silencios!...Predicò con el ejemplo. A menudo solia decir: Todos aquellos que tengan penas y fastidios que vengan a mi porque yo me la veré con JESÚS y verán que aún los leones "¡se convertirán en angelitos!".Vuela al Señor el 27 marzo 1961. Lunes Santo a las 10,20 am. Está introducida la causa de su beatificación. GUIDO DI FONTGALLAND nació en París en 1913 y murió a los 11 años de una enfermedad incurable. El día de su primera comunión, Jesús le dijo que pronto lo llevaría al cielo y él le respondió SI. Antes de morir, consolando a su madre, le manifestó: La Virgen vendrá a llevarme. Dios lo quiere así. La Virgen me ha dicho que de tus brazos, pasaré a los suyos. No llores, mamá, será muy dulce morir así.

A SANTO DOMINGO SAVIO (1842-1857), desde pequeño, su madre le enseñó a amar a Jesús Eucaristía y a mandarle besos al sagrario. Desde los cinco años, ayudaba al párroco como monaguillo en las misas. Y deseaba tanto hacer la primera comunión para recibir a Jesús, que, a pesar de que la costumbre era esperar hasta los doce años, el párroco le permitió hacerla a los siete años... Para él fue un día muy feliz e hizo el propósito de confesar y comulgar todas las veces que pudiera y de morir antes que pecar. Para realizar sus estudios, debía caminar cada día cuatro kilómetros cuatro veces al día. Un día, un campesino le preguntó si no tenía miedo de andar solo. Él el respondió: No estoy solo, tengo conmigo a mi ángel custodio. Cuando Don Bosco lo recibió en el Oratorio, fue un joven ejemplar que trataba siempre de poner paz entre los que se peleaban. Y siempre le pedía a don Bosco que le ayudara a ser santo, pues esa era su meta y su ideal. Para ello centraba su vida en la Eucaristía. En una ocasión, terminada la misa, todos fueron a tomar desayuno y, después, a estudiar. A la hora de la comida, preguntaron dónde estaba Domingo y lo buscaron. Lo encontraron detrás del altar de la iglesia, inmóvil, como en éxtasis. Había estado orando desde la misa hasta las dos de la tarde. Murió a los 15 años y fue canonizado el 13 de junio de 1954, siendo un modelo y ejemplo para todos los muchachos de su edad. ANGELO BONETTA nació el 8 de setiembre de 1948. Desde niño se distinguió por su bondad con todos y por su espíritu de sacrificio, ofreciendo sus sufrimientos por la salvación de los pecadores. A los seis años, le permitieron hacer la primera comunión por su gran deseo de amar a Jesús. Todos los domingos iba a misa y ayudaba al sacerdote como monaguillo. En 1959 siente fuertes dolores en las piernas. Le descubren un tumor canceroso y tienen que cortarle una pierna. Y él, con paciencia y resignación, ofrece todos sus dolores por la salvación de los pecadores. En el hospital todos lo quieren y él aprovecha el tiempo haciendo apostolado entre sus compañeros enfermos. Con permiso del obispo, con trece años, hace voto de pobreza, castidad y obediencia dentro de la Asociación Silenciosos operarios de la Cruz. Ese día pudo decir: Ahora soy verdaderamente todo tuyo, Jesús. Todo tuyo y de la Virgen María para la conversión de los pecadores. El 27 de enero de 1963 hizo su última confesión y comunión, recibiendo también la unción de los enfermos. Al día siguiente, murió como un santo con sólo 14 años.

SILVIO DISSEGNA nació el 1 de julio de 1967 en Moncalieri (Italia). Recibe la primera comunión con mucha devoción a los ocho años. Tenía grandes proyectos. Quería ser maestro. A los 10 años empieza a sentir molestias en la pierna izquierda y le descubren cáncer al hueso. Tiene que recibir quimioterapia. En el hospital oye muchas blasfemias y, desde ese momento, quiere reparar tantas ofensas que hacen a Jesús, ofreciendo generosamente sus sufrimientos para consolarlo. Un día vio a Jesús en sus sueños con tal realismo que nunca dudará del amor de Jesús y, por eso, quería siempre recibirlo en la comunión para amarlo más y unirse más a Él. Muere el 24 de setiembre de 1979 a los doce años. Su padre escribió en el periódico: El primero de julio de 1967 pude anunciar en las páginas de este periódico la alegría de mi familia por el nacimiento de Silvio. Después de dos años de sufrimiento, Silvio ha muerto, retornando a la casa del Padre que lo esperaba. Silvio era un niño maravilloso, alegre, siempre sonriente y generoso con todos. Él aceptó su cruz con amor, confianza y obediencia a los designios divinos. A pesar de ser un niño, vivió como un gigante.

DIANA LÓPEZ nació en Medellín (Colombia) el 21 de octubre de 1966. En 1975 hizo su primera comunión y, al día siguiente, recibió la confirmación de manos del obispo Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo. Para todos, Diana era una niña muy especial, siempre alegre, que consagró a Dios su virginidad. Por eso, la llaman el lirio blanco. Le decía a Jesús: Señor, te quiero mucho por la obra maravillosa de nuestro cuerpo. Por medio de él podemos amarte y honrarte. Señor, ayuda a las personas que no saben hacer buen uso de su cuerpo y sólo buscan placeres... Ser jóvenes no es ser esclavos del sexo, sino amar la vida. Quien ama miocarditis aguda, que la lleva en pocas horas a encontrarse con Jesús Eucaristía, a quien tanto amaba, por quien sentía tanta atracción personal y a quien iba a visitar frecuentemente a la iglesia.

SALVATORE PANE fue un monaguillo extraordinario que siempre estaba disponible para ayudar en las misas de la parroquia y a quien su párroco lo quería mucho. El mismo Salvatore organizó en la parroquia un grupo de monaguillos a quienes él les enseñaba cómo ayudar a misa con atención y devoción. Su cercanía con Jesús Eucaristía le hizo sentir deseos de ser sacerdote, cuando fuera grande. Mientras tanto, día tras día, iba a la iglesia a la misa y a recibir a su amigo Jesús con frío o con calor. No importaba, lo importante era estar cerca de Jesús y recibirlo en la comunión. Según sus compañeros de escuela, era de buen carácter, siempre alegre, y le gustaba cantar. Pero un día cayó en cama con fiebre alta. Le detectaron bronconeumonía. Por su casa pasaron sus compañeros y profesores a visitarlo, pero su situación empeoró y, un buen día, Dios se lo llevó al cielo, después de una vida breve, pero intensa, con trece años de edad. FRANCISCO Y JACINTA MARTO ¿qué decir del amor a Jesús sacramentado de los niños de Fátima? Francisco, estando ya enfermo, le decía a Lucía: - Dile al señor cura que me traiga la comunión. Al verme me preguntó: - ¿Pediste al Señor escondido para que el señor cura me dé la sagrada comunión? - Sí, se lo pedí. Cuando volvió al anochecer, estaba ya radiante de alegría. Se había confesado y el sacerdote le había prometido llevarle al día siguiente la sagrada comunión. Después de comulgar al siguiente día, decía a su hermanita Jacinta: - Hoy soy más feliz que tú, porque tengo dentro de mi pecho a Jesús escondido. La misma Jacinta tenía un amor inmenso a Jesús Eucaristía. Dice Lucía: En una ocasión, le llevé una estampa que tenía el sagrado cáliz con una hostia. Se fijó en él, lo besó y, radiante de alegría, decía: “Es Jesús escondido. ¡Lo amo tanto! ¡Quién me diera recibirlo en la iglesia! ¿En el cielo no se comulga? Si se comulga, yo comulgo todos los días. Si el ángel fuese al hospital a llevarme otra vez la sagrada comunión, ¡qué contenta quedaría!”. Cuando, a veces, yo volvía de la iglesia y entraba en su casa, me preguntaba: ¿Comulgaste? Si yo le decía que sí, me decía: Llégate aquí bien cerca de mí, que tienes en tu corazón a Jesús escondido. No sé como es, pero siento a Nuestro Señor dentro de mí y comprendo lo que me dice, aunque no lo veo ni lo oigo, pero es tan bueno estar con Él. El ángel de Portugal, al darles la comunión en la tercera aparición en 1916, les enseñó la siguiente oración: Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.
Extraído del libro Los Niños y la Eucaristía de Ángel Peña O.A.R.